domingo, 25 de diciembre de 2011

Love isn't fair.

El viento se lleva las palabras que construyen las promesas.

A veces, pero no siempre, la brisa que acompaña a los cambios de estaciones trae de vuelta a los corazones rotos. Supongo que duelen, pero es seguro que nos hacen más fuertes y nos quitan el miedo a fallar de nuevo, o al menos lo intentan. Al parecer fallar no es una opción cuando tratamos de atravesar los laberintos repletos de cenizas y mentiras agrietadas, sino más bien es lo que se espera de ti.

Yo no espero que falles, pero porque ni si quiera espero nada de ti. ¿Realmente crees que podrías prometerme un cielo y regalarmelo? Ojalá pudieras, ojalá demostraras que me equivoco. Pero no lo harás, no te merece la pena, nada lo hace últimamente.

Supongo que debería dejar de esperar a que el viento trajera alguna palabra de ánimo.
Esperar cosas así, es una pérdida de tiempo para alguien como yo.
Esperar es de cobardes.

martes, 20 de diciembre de 2011

Walk with the shadows.

Nada parece incorrecto desde este lado del espejo.

Todo se ve de una manera más tranquila e incluso las tragedias más exageradas adquieren un toque de humor y reflexión, como si nada importara más allá de la felicidad. Las rosas están en un jarrón y parecen no marchitarse nunca, parpadeo y ya han cambiado de color, parpadeo y han florecido otra vez en medio de una disonancia.

Las sonrisas de las personas no salen de mi mente, son felices y puedo ver a los amantes retozar en la cama, cólmandose de besos y caricias, murmurándose ambos el amor que se profesan... Puedo ver las lágrimas de aquellos a los que les ha llegado la felicidad un día sí y otro también, como en ese relato que cuentan todos libros, antes de que perdiéramos la dignidad por culpa de una maldita fruta y una serpiente.

Pero a veces, en el ruido con el que florecen las rosas oigo lo contrario.
Desde este lado del espejo, solo veo reflejos, copias de lo que en realidad es.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Las rosas sin espinas no son rosas.

Nadie supo nada más de él.

No se molestó en despedirse... total, para qué. Nadie le iba a echar de menos. Cogió las pocas cosas que le importaban y se fue andando buscando lo que nunca encontraría. Sonreía y cantaba canciones estúpidas por el camino, canciones que no creía recordar. Conoció a un par de personas con las que no fue sincero y una última persona con la que lo intentó.

Pero a cada paso que daba, sus zapatos se iban desgastando y sus fuerzas comenzaban a agotarse. Sabía que en algún momento, todo acabaría y que llegaría su final, el final del mundo que él mismo había construido y suspiraba a cada momento pensando en lo que podría haber sido. Miraba al cielo y se preguntaba a sí mismo cuantas personas estarían murmurando su nombre. A pesar de eso, nunca paró de caminar.

Cierto día cayó en medio de ninguna parte, cansado de andar y de preguntar, cansado de intentar buscar un sentido a por qué se fue. Cerró los ojos y todo acabó ahí, mientras otro más joven volvía a repetir su historia.

Nadie supo nada más de él.
Ni si quiera él mismo.

Emociones, volumen 3.

La luz de sus ojos se apagó.

Nadie sabe muy bien por qué, ¿pero qué más da?. Lo importante muchas veces es el qué, no el por qué. Igualmente, todos se amontonaron a su alrededor. Preguntaban que le podía haber pasado a alguien tan digno... Todos, menos una persona que admiraba la lluvia. La persona que más le quería, la única persona que vio como sus párpados se cerraban y notó como su corazón dejaba de latir.

Las imagenes se fueron apagando poco a poco en su mente... Su espíritu, deseoso de ser libre, rompió las entrañas de su cuerpo y su corazón se enfriaba con el ritmo que marcaba el reloj de la pared. Salió de sus ojos la última lágrima, mientras intentaba decir el último te quiero. Una sensación se fue apropiando de todo su ser, haciéndole creer que iba a dormir y a soñar, sin darse cuenta de que su sueño estaba acabando en ese mismo segundo.

Tic, Tac, Tic, Tac...

Los segundos pasaban lentos, cerró los párpados y se dio cuenta de una cosa. Nunca antes había sentido tanto la vida. La última palabra salió de sus labios. "Siempre juntos". Su amor no pudo parar de llorar, sintiéndose sin nada por primera vez. Llegaron las personas y se apartó a la ventana, llovía y no pudo quitarse de la cabeza aquella frase que leyó: "La marquesa no va a tener buen tiempo para su viaje.".

Después de eso, como por arte de magia, salió el sol.
La luz de sus ojos se apagó.
Pero solo, para poder brillar desde el cielo.

lunes, 12 de diciembre de 2011

~

Los pedazos de un mundo estaban en sus manos.

Eran afilados y se encontraban totalmente rotos, cortando así la piel de quien los miraba pensando que solo era otro corazón de cristal hecho añicos. Un tercero golpeó la mano de quien lo sujetaba con rabia, rasgando su propia piel mientras la brisa se llevaba los recuerdos.

Los fragmentos empapados de sangre se desvanecieron en el aire, convirtiéndose en polvo o más bien en nada. Los murmuros escapaban de las boca de quien veía su mundo roto y de quien lo había destrozado, se echaban la culpa y a la vez se excusaban, como hacemos todos alguna vez. Pero ninguno fue capaz de ver que ese mundo no volvería, nadie se preocupo por eso... Supongo que es más importante buscar a alguien sobre el que cargar el peso de los sueños rotos en situaciones así, ¿no?

Pero las heridas siguen en sus manos y no se van a ir nunca, no van a desaparecer.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Just don't care about it.

Nunca lo entenderé.

Las cosas comienzan a carecer de sentido una vez hechas, lo que antes parecía completamente lógico y adecuado comienza a derrumbarse al darle la vuelta a las cartas que deseaste a tu favor. Las corrientes de viento no desean el bien ni el mal, pero tampoco comprenden los deseos humanos, ni si quiera creo que realmente tengan algo que ver en nuestras vidas.

Hay mucho que no entiendo y créeme cuando digo que mataría solo por saber las últimas palabras de la gente que se va, lo último que se les pasa por la cabeza y si realmente lo deseaban... ¿Deseaban dejar vacíos a los demás o eran ellos los que se encontraban sin nada que mereciera la pena? No sé si quiero conocer la realidad o hacer que la realidad se adapte a mis deseos.

Hay tanto que se ha quedado vacío dentro de mí con tantas ausencias, tanto que yo me siento como si no mereciera la pena... Pero si la merece, siempre hay que encontrar algo por lo que luchar. A fin de cuentas, nunca será el fin del mundo si seguimos oyendo las olas más allá del horizonte.

Que dificil es escuchar melodías desde el ruido.