miércoles, 8 de agosto de 2012

Bajo el cielo nocturno.

Todos buscaban un mundo propio.

Se armaron a la aventura con un mapa estelar y unas cartas que compraron en una tienda a punto de cerrar para no aburrirse por el camino. En el mapa pretendían encontrar una guía, estaban convencidos de que las estrellas las ha puesto "Dios" o un similar para hacerles la vida más fácil. Hay que decir que a los protagonistas de esta historia les faltaba algo más que cerebro.

Y es que de sueños no se vive y las estrellas no son de fiar. Si brillan tanto no es porque "Dios" lo haya querido, sino porque ellas también buscan por la noche un mundo, o eso es lo que cuentan las historias. De todos modos, las historias tampoco son de fiar. A decir verdad, en donde vivimos, quizás no deberías fiarte ni si quiera de ti mismo.

¿Y qué acabó siendo de los que buscaban sin cesar? Quizás nada. Son protagonistas de una historia sin final porque no hay nada que encontrar. Y por mucho que digan, en el camino no se encuentra lo que buscaban. En el camino solo hallaron realidades, duras, frías y muertas. Realidades que algún día les harán abandonar la búsquedas y se unirán a la gente... gente dura, fría y muerta.

Pero aún hoy, deberíamos aprovechar para seguir buscando aún sabiendo que no hay nada.
Solo por el hecho de que morir sin haberlo intentado es algo triste.