sábado, 27 de abril de 2013

Asdf.

El camino se extiende largo y tortuoso.

Miro hacia atrás, la niebla me agarra con sus densas manos y me rodea con fuertes brazos en los que es fácil sentirse seguro. Cierro los ojos dejándome absorber y suena el viento. Me desato violentamente de todas aquellas mentiras y pongo un pie en el camino, la bruma intenta abrazarme de nuevo pero solo el viento es el que consigue alcanzarme una vez empiezo a andar, guiándome hacia ninguna parte, sin importar los muros o las dificultades. Solo y siempre avanzando. 

Las nubes pasan rápido, o quizás sea yo el que no ha dejado de correr, el reloj no marca ninguna hora que me apetezca, la noche es mi aliada y me acuesto con el día. He sentido tantos huracanes en mi interior que me da miedo no volver a sentir nada, las brisas calmadas ahora solo son un placebo para mí cuando la tormenta pasa. Por suerte o por desgracia, la tormenta nunca se va... los truenos, la tempestad, el frío, la luz de los relámpagos y las hojas de los árboles volando a mi alrededor han decidido hacerme compañía.

Estoy demasiado distraído mirando al cielo que tropiezo con una piedra peculiar, familiar y conocida. Caigo rodando por las paredes de un barranco escarpado pero lleno de vida y vegetación. Intento agarrarme a cualquier brote pero solo consigo arrancarlo y caer todavía más. No existen las flores en mi caída y las piedras hacen sangrar a cada parte de mi piel, al llegar al fondo no me espera nada. Mi boca sangra y jadeo,  me pongo en pie llevándome las manos a la cara y me temo lo peor. La niebla aparece de nuevo, pero tomé mi decisión. No volveré a mirarla, miraré solo al sol, dejaré que queme mis ojos y que me libre de aquello en lo que no quiero creer. Sin mirar atrás, escalo paredes imposibles, caigo y me agarro a una nueva planta, imploro para que no caiga.

El camino será largo, se me romperán los zapatos y destruiré mi cuerpo en su tortura.
Aún así, merecerá la pena, debe hacerlo. 


martes, 23 de abril de 2013

The Cave.

El sonido del silencio inundó la habitación.

Nos miramos y me perdí en los caminos que formaban tus recuerdos en el iris de esos ojos que lloraron tantas pérdidas, te sonreí y dije: "conozco tu dolor, conozco tu pena y te adoro como siempre lo he hecho". Te echaste a llorar tapando tu rostro con las manos desnudas, llenas de cicatrices aún sangrantes y olor a tabaco, olías tu propio aliento alcoholizado en aquellas palmas que tanto mal habían tocado. Rompiste el silencio, yo no fui capaz de ponerme a tu lado y consolarte.

Un llanto constante e inundado del ruido más molesto de este mundo.
Y yo adorándote sin poder ayudarte.

miércoles, 17 de abril de 2013

Good Night.

La estupidez se apodera de mí mediante un sueño.

Pongo la cara de mis esperanzas en fotos de gente que no conozco y rezo para que me encuentren, miro al cielo oscurecido por la noche sin poder contar las estrellas mientras intento dormirme solo. Un trozo de papel me mantiene conectado al mundo real cuando me pierdo en las nubes para no volver a encontrarme, saco todo el aire de mis pulmones y entonces pierdo el sentido. El viento me revuelve el cabello en otro escenario, tú me sonríes en la lejanía y me derrito en tu cuerpo etéreo. Tu voz muda inunda mis oídos sordos, no hay nada con lo que comunicarnos, pero entonces me tocas y lo siento como fuego en la piel. Me enamoro de ti y despierto sabiendo que solo te he soñado.

Un sueño hace que mi estupidez brille entre la nada.
Un sueño que quiero que se repita, uno tan real que duele su inexistencia.

lunes, 8 de abril de 2013

Dreams are dreams.

"Crucemos las olas y lleguemos al otro lado de los sueños".

Camino entre oscuridad y en línea recta, con el viento en el corazón y la música en cada paso, nada cambia y nada avanza, no hay brisa más allá de mi interior y el mundo se queda mudo cuando lo miro. Al final del pasillo, un muro de piedra me corta el paso, haciendo que me pierda en los dibujos que algún crío hizo con tizas de colores. Las siluetas de sus ilusiones han sido devoradas por el tiempo y no se distinguen más que algunas estrellas y animales, como si se trataran de dibujos primitivos.

Sigo avanzando por el muro y encuentro un hueco por el que quepo agachándome, al otro lado me espera un paquete de cigarrillos del único tabaco que me ha gustado nunca, un mechero amarillo y una nota de hace muchos años. Me siento con los pies flotando en la nada y me fumo uno de los cigarros, mientras leo las palabras más tristes que me han confiado nunca y tu mirada vuelve a mi mente, difuminándose, pero nunca yéndose.

El humo saliendo de mi boca distrae a mis ojos para no acabar llorando por ti, arrugo el papel y lo tiro esperando no volverlo a ver, me giro y ahí estás. Tú me sonríes y yo me derrumbo, me dices que estás bien y que todo te va mejor, me convences de que yo no tuve la culpa de que desaparecieras y me prometes que algún día volveremos a vernos. Me pides que cruce las olas y llegue al otro lado de mis sueños, me pides que esté por encima de todos los que me han rodeado mientras yo estoy de rodillas, llorándole a la nada con el viento, la música y la oscuridad, entonces me despierto.

Solo quería que supieras que te echo de menos y que estés dónde estés, espero que me mires y te enorgullezcas de mí. Intento hacer lo que tú hiciste lo mejor que puedo, pero me falta tu decisión y coraje, yo solo soy cabezota y muy inmaduro. Aún hoy te escribo y deseo que en algún momento puedas leerlo, lástima que el muro no es precisamente de roca, sino de algo más duro y cruel.

Te echo de menos y espero volver a verte algún día... Por muy lejano que sea.