martes, 4 de febrero de 2020

Ojalá el invierno hubiera querido llevarme.

No hay utilidad en esta carcasa y siempre se supo. Frío acero hecho de carne, defectuoso e irritante. Sin disciplina ni ganas, aburrido y desinteresado. Soy el cadáver que no se quiso enterrar, la pasión ausente aullando cada noche desde el armario, deshecho sin vida ni cordura esperando despertar mañana solo para acabar dormido otra vez. Que truene y se carbonice mi rabia porque no quiere salir.

Bla, bla, bla y no encuentro consuelo en mentirme.