jueves, 7 de mayo de 2020

Fobos me adora.

Al fondo, un fuego.

Ahogado en el pozo intentas prender una chispa, la cuerda se convierte en ceniza. Nunca nadie entendió las palabras de la ninfa hasta que era tarde y se transformó en sirena, ya no habla, solo baila en espasmos, tarareando una canción frenética mientras sus uñas clavadas entre las rocas son devoradas por los peces, la rapidez se camufla entre las burbujas y el silencio se transforma en melodía. Carne, carne desea y la carne aterra, dolor y sangre. Tus palabras como eco no resuenan, truenan, truenan porque son realidad, piedra dura que se hunde y muestra tu frustración al otro lado del caldero, arde, arde y ya no sé nadar. Me consumo en el calor.

Un agujero, placer, primal, olvidado pero siempre susurrando, terror. 
Y para cenar, pescado.