sábado, 10 de octubre de 2020

No queda fruta.

 Me beso con el hastío y me sirve otra copa. 

El cubo de hormigón que hace de panal para mi carcasa se torna amplio y al silencio solo le rellena música, ¿podrá oírla Fobos desde su escondite? Y es que odia cuando Baco llega para cantarme solo a mí, su voz inundando mi garganta hasta calentarme el estómago es néctar, yo estoy sediento. La nostalgia me mira desde la esquina de la habitación y me recuerda una tierra que dejé porque el Edén murió, ¿qué hago aquí y a dónde voy?

Fobos vuelve, torpe y tambaleándose, para recordarme entre sus brazos por qué soy suyo.

lunes, 28 de septiembre de 2020

Te quiero mucho y otros vacíos.

 La luna quiere gritar.

En mi corazón solo hay piedad para mi sombra, ¿cuántas noches fueron las que yo pedí por ella? Pero siempre había una excusa para no dar: el agotamiento, mis palabras, la vida. Ahora ha echado a volar, antojándose nueva para fundirse en el negro de tu noche, tu pupila no me busca y yo, hoy, estoy cansado de mirarte. El corazón se agota, "ya no te amo" retumba en mí aunque siempre tuve fe en que nunca lo hiciste, si así fuera el amor no es más que barro sobre las heridas y yo quiero soñar. 

El remolino del sin sentido, todos los días dando vueltas. 

domingo, 27 de septiembre de 2020

Hoy te echo de menos, a mi lado.

 ¿Puedes oírme?

Aún cuando nuestro fuego ha sigo consumido, oro. Nuestra hoguera apagada no es más que hogar para aquellas criaturas que habitan nuestro interior, en mis manos conservo la última ascua y a ella me consagro. El humo no se desvanece, nunca lo hará, y aunque con la brisa te escapes aquí dejo mi último deseo, que tu camino y el mío se vuelvan a cruzar, allí donde las montañas puedan alzarte y la marea no me consuma. Ahora dame un último beso y cruza el velo pero quédate conmigo, dame solo un segundo de tu sonrisa y vuela libre una eternidad. 

Mi voz y la tormenta son uno, pero tu corazón canta.

martes, 22 de septiembre de 2020

Ni de aquí ni de allá.

 En la chimenea, cenizas.

Entre mis dedos se escurre el carmín hasta que su ausencia colorea el viento, asfaltando con él las calles de mi corazón. La farola dejó de brillar, nosotros nos bañamos en esa corriente que hizo huir a los demás de sus nidos, mi chapoteo frenético no genera fruto y yo lo devoro hasta ahogarme. ¿Puedes imaginar cómo sería el escenario si las plegarias hicieran brotar las fuentes? Un torbellino de hojas secas me habría llevado hasta donde habita el hogar y yo, en tu regazo, descansaría sin fin.

Solo queda que la brisa haga volar nuestros escombros, el baile vacío. 


domingo, 20 de septiembre de 2020

A moth's dream.

 Cerré mis ojos y era verano.

Tres rayos de sol se apagaron dibujando tu nombre en la tierra, un garabato en el que no te podía discernir. El arroyo dejó de fluir hace años, en su lugar las hierbas brotaron de entre las piedras en las que los peces intercambiaron sus escamas por los ojos de las ratas para corretear libremente. Mis alas envidian esa metamorfosis, mis escamas no son naranjas como los destellos que recuerdo, sino polvorientas, mis ojos oscuros como el ébano buscan esa memoria y nada encuentran hasta verla. ¿Es la luz del farol Afrodita hecha carne? Revoloteo hasta ella para rozarla y despierto, las sábanas apestan a ti y no sé si arrancarme la nariz o hundirla en la nostalgia.

Abrí los ojos sabiendo que el sueño fue demasiado largo, pero quiero volar otra vez.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Nomeolvides.

 Te tengo a mi lado, no sé si por última vez.

Quiero dejar mi camino marcado en tu espalda, mis ríos desbordan y no hay presa que los contenga. Dime, ¿cuándo descuidé la plegaria? Tus brazos ya no me buscan como mi cuerpo quiere, tu corazón está en otro lugar y no en el mío. ¿Cómo es esta broma tan cruel, tan atroz? Mi luna y mis estrellas se ocultan sobre la nube que yo mismo he formado, hace semanas que no conozco tus besos. ¿Los volveré a tener, volveré a beber del néctar que me dio vida? Miénteme esta noche, solo una vez más.

Me quedaré al lado del río, veré al pájaro en el mural por primera vez.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Qué es el amor.

 Un sentimiento.

Encontrarte por primera vez, fundirme por primera vez, buscar por última vez. Un cielo azul con una primavera eterna, la sonrisa de dos enamorados por el río, la fe, un sueño y miles de plegarias. Aún así, aún cuando estoy atravesado de lado a lado por la culpa y las consecuencias, no lo cambiaría. Ni aún cuando tus ojos me miran con ese frío tan característico de la Luna que me hizo tuyo. Solo ahora veo que nunca tendré esta oportunidad, como el arte, una flor ahogada en una maceta que nunca cuidé, miles de promesas rotas, mil puñales que me arrancaba solo para tirarte a ti. 

Lo que he perdido, el ascua pisada, mi última lágrima. 

Un árbol sin sombra.

 Hay una hierba en el jardín de dudas.

Por más que la arranco vuelve a crecer y con ella mi desesperación. La tierra se ha vuelto blanca, un mar de sal y por espuma las babosas, mis pies quemados aplastan las semillas hasta que se me incrustan en las plantas, empiezan a brotar y me convierto en bosque. Los caracoles mordisquean mi nariz y de mi boca no sale salvo el grito mudo de una flor, la araña vuelve a hacer de mi hueco su hogar, ¿son brazos o ramas lo que cuelga de estos hombros de piedra? Los agito y solo caen hormigas, mi fuente brota y en ella se bañan cargando cada gota de vuelta a mis iris. 

Lo que el jardinero llamaría milagro solo yo lo llamo angustia. 

domingo, 13 de septiembre de 2020

130920

La arena se acaba.

Sin dulces flores a mi puerta, pero puedo oír la despedida venir y en mi más genuino egoísmo solo puedo preguntarme qué será de mí. Si alguien tuvo una pista de dónde estaba, esta se quemó, ni los gorriones piarán mis mañanas nunca más. ¿Cuánto ha durado esta tormenta? Tengo las piernas rotas y, en el tronco que las aplastó, nuestros nombres.

Debajo de la arena, en la playa, hay un infierno vestido de edén. 

viernes, 11 de septiembre de 2020

Sirena.

 Nadamos para no hundirnos en la oniria.

Pero desde aquí, al fondo, recuerdo aquél sueño. Crear memorias en otoño con las hojas atardeciendo en el asfalto, ese invierno nevado con una nariz roja, el verano abrasador y esa primavera siempre deseada. Dime, ¿cuánto de lejos estoy de Ávalon? Yo lo sé, tan lejos como está mi corazón, tan lejos como esté perdido en el fondo del mar. 

En la oniria reencuentro lo platónico. 

martes, 1 de septiembre de 2020

Marea.

 Quiero inundarme.

El desagüe de mi corazón no para de tragar y esperanzarse, ¿pero qué esperanza hay? No queda la risa ni las ansias, solo un demonio que posee mi cuerpo y lo hace ser tuyo. Quiero despertar, quiero ahogarme, quiero flotar.

Vete. 

Otro sueño de verano.

 Debajo de mi cara hay una farsa. 

Estos huesos de mi rostro se moldearon en una jaula dorada, la misma que atrofió mis alas y me enseñó a cantar. El silencio es un látigo con el que azotar mi ego cada mañana y a la luz de la luna, cuando termino se antoja lazo con el que adornarme. Tomo la soga, la enredo y le doy vueltas hasta hacerla un collar en el que colgar las cosas más importantes como recuerdo. 

Y dime, ¿qué tal me queda?

miércoles, 3 de junio de 2020

Solo quiero atravesar el velo.

Nadie querría invitar a un pájaro cojo a bailar, las nubes se acumulan pero ningún torrente me ahoga. Resuena en mis oídos que sin miseria no existe vida y la canción vuelve a empezar pero no consigo quedarme sordo, un grito agudo llora desde mi estómago para callarse en la garganta, se confunde en las estrellas y vuelve a mí. El humo es lo que queda cuando el bosque arde.

La realidad no es más que un grillete y yo un charco en la celda,
ningún rayo de sol me evapora.

jueves, 7 de mayo de 2020

Fobos me adora.

Al fondo, un fuego.

Ahogado en el pozo intentas prender una chispa, la cuerda se convierte en ceniza. Nunca nadie entendió las palabras de la ninfa hasta que era tarde y se transformó en sirena, ya no habla, solo baila en espasmos, tarareando una canción frenética mientras sus uñas clavadas entre las rocas son devoradas por los peces, la rapidez se camufla entre las burbujas y el silencio se transforma en melodía. Carne, carne desea y la carne aterra, dolor y sangre. Tus palabras como eco no resuenan, truenan, truenan porque son realidad, piedra dura que se hunde y muestra tu frustración al otro lado del caldero, arde, arde y ya no sé nadar. Me consumo en el calor.

Un agujero, placer, primal, olvidado pero siempre susurrando, terror. 
Y para cenar, pescado.

sábado, 11 de abril de 2020

Cuarentena.

Y desde mi habitación todo se ve igual.

Cada día sin despertador me aleja de algo que nunca he visto, humo preciado que queda en el recuerdo nunca vivido. Es la apatía de tragar una burbuja nueva para el resto y bien conocida en el ego, ¿disfrutas de mi paisaje? Dibújalo a mi lado, una sombra constante que nunca se aparta. Esto es el amor.

martes, 4 de febrero de 2020

Ojalá el invierno hubiera querido llevarme.

No hay utilidad en esta carcasa y siempre se supo. Frío acero hecho de carne, defectuoso e irritante. Sin disciplina ni ganas, aburrido y desinteresado. Soy el cadáver que no se quiso enterrar, la pasión ausente aullando cada noche desde el armario, deshecho sin vida ni cordura esperando despertar mañana solo para acabar dormido otra vez. Que truene y se carbonice mi rabia porque no quiere salir.

Bla, bla, bla y no encuentro consuelo en mentirme.