martes, 1 de septiembre de 2020

Otro sueño de verano.

 Debajo de mi cara hay una farsa. 

Estos huesos de mi rostro se moldearon en una jaula dorada, la misma que atrofió mis alas y me enseñó a cantar. El silencio es un látigo con el que azotar mi ego cada mañana y a la luz de la luna, cuando termino se antoja lazo con el que adornarme. Tomo la soga, la enredo y le doy vueltas hasta hacerla un collar en el que colgar las cosas más importantes como recuerdo. 

Y dime, ¿qué tal me queda?

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