domingo, 13 de septiembre de 2020

130920

La arena se acaba.

Sin dulces flores a mi puerta, pero puedo oír la despedida venir y en mi más genuino egoísmo solo puedo preguntarme qué será de mí. Si alguien tuvo una pista de dónde estaba, esta se quemó, ni los gorriones piarán mis mañanas nunca más. ¿Cuánto ha durado esta tormenta? Tengo las piernas rotas y, en el tronco que las aplastó, nuestros nombres.

Debajo de la arena, en la playa, hay un infierno vestido de edén. 

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