domingo, 24 de febrero de 2013

Bah.

Tengo tierra en los pulmones y agua en la garganta.

De mi boca no sale ningún sonido, los lamentos han inundado mis oídos, mis dedos están aplastados en el barro, yo no puedo escapar de esta tumba. Me he enterrado vivo a mí mismo, no recuerdo bien por qué, murmuré que deseaba a alguien aunque solo deseaba librarme de lo que era. Solo quería perderme para no encontrarme, solo quería enterrarme para no oírme.

El viento sopla ahí fuera y yo no lo oigo, estoy demasiado oprimido como para llorar por ello, la vida sigue y la muerte llega, el invierno nunca se va.  El pasado está a mi lado mirándome y sonriendo por tener un amigo, yo no le devuelvo la mirada porque las raíces de un árbol han perforado mis ojos. En ese árbol se suben niños y la gente graba su nombre dentro de un corazón que juntan con la palabra "siempre" en el suyo propio.

Mis manos no se mueven, el infierno parece cercano, ¿la noche se irá?

jueves, 21 de febrero de 2013

This is for you, Miss Private.

Despertamos al lado de café frío.

Un cigarro en mi mano me recuerda que todo es un sueño, acaricio tu cuerpo y beso tu rostro sabiendo que nunca volveré a verte. Te giras hacia mí y, oh Dios, tienes la cara más hermosa que mis ojos recuerdan ver. Sonríes, yo sonrío y no hay palabras, tu torso desnudo sale de las sábanas y agarras la taza de nuestro lado. Derramas su líquido por el cuarto y me miras, de repente tu expresión es dura, murmuras "lo siento".

El sueño cambia, aparezco solo en medio del cielo, no tengo alas pero puedo volar y llego hasta las nubes. Me siento encima de una y miro hacia abajo, intento encontrar belleza pero no puedo quitarme tu recuerdo de mi cabeza. Me pongo en pie y, acercándome al borde, canto esa canción que decía "fúgate conmigo, Miss Private, y navegaremos alrededor del mundo". Salto al vacío y cuando llego al suelo murmuro la frase final de la melodía: "te veré en la estatua en una hora".

Despierto entre sábanas arrugadas y con dolor de cabeza.
Yo también lo siento.

martes, 19 de febrero de 2013

Destroy every weakness.

Cuando intentas tocar algo y se te rompe en la mano.

Ese es el momento en el que piensas: "¿son demasiado duras mis manos o es que mi cuerpo está recubierto de espinas?". Cuando ves la felicidad delante de tus ojos, te reflejas en ella, te sonríe. Cuando la tienes ahí delante y notas su respiración en tu cara, ese beso que parece que nunca va a acabar. Cuando la tocas, parpadeas y de repente ya no hay nada, miras a tu alrededor y ves que estás solo en medio de la oscuridad, que no hay viento, nieve, rosas, melodías, palabras, arena, sirenas ni cenizas.

Miras al frente y la vuelves a ver, más lejos. Das un paso y sientes que te estás hundiendo, pero tú avanzas para volver a tocar eso que te hace sentir realmente bien. Continuamente ocurre eso, continuamente me hundo y no consigo levantarme. Me estoy ahogando con los recuerdos y con los sentimientos, me estoy ahogando y debajo de ellos no puedo moverme.

Luego viene el viento que pensé que nunca volvería. Vuelve y me saca de ese fango viscoso y pesado, me dice que vuele hacia ti, que vuelva a abrazarme a tu reflejo. Me abrazo a ti, te vuelves a romper, los trozos de cristal se me clavan en la piel y caigo de nuevo. Ahí me siento y recuerdo más. Murmuro una plegaria al tiempo y me intento poner en pie.

El tiempo viene, me toca y me rompe a mí.