domingo, 24 de febrero de 2013

Bah.

Tengo tierra en los pulmones y agua en la garganta.

De mi boca no sale ningún sonido, los lamentos han inundado mis oídos, mis dedos están aplastados en el barro, yo no puedo escapar de esta tumba. Me he enterrado vivo a mí mismo, no recuerdo bien por qué, murmuré que deseaba a alguien aunque solo deseaba librarme de lo que era. Solo quería perderme para no encontrarme, solo quería enterrarme para no oírme.

El viento sopla ahí fuera y yo no lo oigo, estoy demasiado oprimido como para llorar por ello, la vida sigue y la muerte llega, el invierno nunca se va.  El pasado está a mi lado mirándome y sonriendo por tener un amigo, yo no le devuelvo la mirada porque las raíces de un árbol han perforado mis ojos. En ese árbol se suben niños y la gente graba su nombre dentro de un corazón que juntan con la palabra "siempre" en el suyo propio.

Mis manos no se mueven, el infierno parece cercano, ¿la noche se irá?

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