lunes, 11 de marzo de 2013

Story of a red rose.

La lluvia cae en las manos de una rubia cualquiera.

Su piel blanca contrasta con sus uñas rojas, labios mojados y pelo oxigenado resultan un buen reflejo en un charco a sus pies. El cigarro empapado y sin fuego, como los azules ojos de la joven sin esperanzas ni ambiciones, los recuerdos se tiñen negros en su cielo particular y corren por su mejilla. El cabello pegado a la cabeza, la chaqueta de cuero oscuro huele a piel nueva, sus medias rotas dejan ver la fina capa que protege a la carne pero esta muere al tacto de las frías gotaas.

Todavía se pregunta como llegó hasta ahí y quién tiene su corazón, lamenta como lo encontrará abandonado y roto en una esquina, intenta pensar que ya no existe y así no herirse a sí misma. Pero existe bajo el agua, sobre un asfalto tan negro como su esperanza y su rimel corrido, existe bajo las nubes grises y detrás de su muro emocional. Existe y eso la hace sufrir. Una rosa nacida en un sótano sin más consuelo que el de la compañía de un humo asesino y un líquido ácido como el alcohol.

La lluvia rompe a una rubia cualquiera. Su cigarro se encuentra apagado.
Por su boca escapa su alma, por sus ojos llora los recuerdos que le quedan.

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