viernes, 12 de agosto de 2011

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Quizás no sea lo mejor, ni lo más adecuado.

¿Recuerdas el último momento en el que te equivocaste? Los errores ocurren, para bien o para mal. Puede que hasta nosotros mismos seamos un error en estado puro. Es agradable oír el silencio después de una tormenta, pero lo es aún más si no estás ciego y puedes observar la destrucción que descansa bajo el cielo azul.

Doloroso, lo sé. No es lo mejor ni mucho menos adecuado.

Simplemente, es lo más... "maduro" que puedo hacer, buscar tu mano esperando que me salve de las próximas tempestades, simplemente alguna que otra palabra de ánimo, un par de fotos que mirar y sonreír, aunque sean desenfocadas y no sepamos si sonreíamos o poníamos alguna mueca graciosa, que tampoco se noten las lágrimas en los ojos. Algo que leer y recordar, algo que escuchar y soñar. Todo eso, antes de olvidarte y de que te unas a una lista estúpida con cada vez más nombres vacíos que no recuerdan más que a la brisa que soplaba en cada despedida y en cada mentira.

¿Me mentirás tú también, o realmente vas a sonreír conmigo? Mejor, miénteme antes de responder... A fin de cuentas yo también te mentí, aunque, con suerte, no lo sabrás nunca.

Porque no eran sus manos ni sus fotos, ni sus labios ni su voz. Tampoco eran sus ojos. Son los tuyos, pero aún no nos hemos dado cuenta. ¿Estúpido? Sí, pero no esperes más de mí.

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