martes, 29 de noviembre de 2011

Destroy, create, destroy again.

La lluvia cae.

Las gotas se amontonan en el cristal e intentan echar estúpidas carreras en las que lo único que ganan es precipitarse antes al vacío, o quizás se estén aferrando a los cristales para no caer, de todos modos su muerte es indiscutible. Un café caliente me mantiene a mí con vida mientras mi mente se esfuerza por recordar algo que solo me pertenezca a mí.

Pero ni si quiera con el ruido de la nada, ni tampoco con el fragor de la guerra del agua consigo ver más allá de lo que me permite el mundo. No recuerdo nada más que frío y no creo haber visto nada realmente bueno como para luchar por ello.

No recuerdo nada más que la lluvia golpeando el cristal de mi ventana.
Tal vez, y seguramente, porque no valga la pena recordarlo.

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