sábado, 19 de abril de 2014

Segundos sin oxígeno.

Ojalá pudiera gritarte "ey, no te vayas".

Por desgracia he perdido la voz, se la vendí a los mercaderes del este solo para demostrarme a mí mismo que sería capaz de todo por ti, pero me he equivocado y he perdido. He de admitir que siento el pecho un poco vacío, quizás sean imaginaciones de un romántico arrepentido pero no sanado de nuestro siglo, una simple esperanza de que esta noche pueda sentir lo mismo que a tu lado. Tu calor era reconfortante, como el abrazo de un sueño. ¿Y tu voz? ¿Y tu rostro? Realmente eras mejor que cualquiera de mis amantes oníricos.

Ojalá quisieras quedarte. Siento no saber que hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario