martes, 14 de febrero de 2012

Happy Valentine.

Los cantos de las sirenas predicen la muerte de los marineros.

Y aún así, estos se adentran en el mar, deseando morir entre las mejores melodías prohibidas, suicidándose por amor a lo desconocido. Ellos no reciben rosas de las manos de ellas y ellas no reciben halagos. Solo melodías y cantos, muertes y ojos abiertos bajo el agua, tan azules que por eso el mar se tiñó de ese color.

Una vez ellos dejan de respirar las sirenas lloran, porque no querían destruir a los que las habían amado, pero tienen la extraña habilidad de ser virtuosas en destrozar lo que más quieren. Así que besarán sus cadáveres hasta que se pudran, de las lágrimas nacerá un océano nuevo... Pero quién desearía un mundo cuando has conquistado el corazón de alguien. O peor aún, ¿quién querría un mundo para si mismo y nadie más?

Nosotros (tú, yo, los dos o quizás todos los que tenemos derecho a vivir) tenemos un mundo, pero nunca podrás venir al mío ni yo ir al tuyo. Somos demasiado diferentes y tenemos virtudes que no ayudarían a nadie a florecer. Muchas veces deseé que pudieras verlo a traves de mis ojos, ser uno... Lamentablemente, ni los marineros entienden a las sirenas ni estas quieren comprenderles.

Y mis versos te conducirán a la muerte y tus promesas a mi desgracia.
Aún así, aunque nunca volveré si me voy, déjame morir junto a ti, deja que seamos uno.
Solo esta noche.

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