jueves, 22 de agosto de 2013

Confesiones a la luz de una pantalla, volumen 1.

El otro lado del océano me espera.

El mar va a dejar de rodearme para hacerlo la tierra, el viento es un fiel compañero y se mantiene a mi lado, llevo amigos y no solo en el corazón. Es una nueva vida, es lo que siempre soñé y lo que creía tan seguro y tan brillante como una salvación se ha convertido en mi mayor miedo. No me aterra cambiar, no me aterra estar solo, me aterra que realmente no va a haber nadie esperándome allí y que cuando vuelva tampoco lo habrá aquí.

Me aterra pensar que lo mejor de mi partida es que realmente no creo que nadie me eche de menos... y lo peor de mi partida es que no he hecho lo suficiente aquí como para que realmente alguien deba hacerlo. Siempre he sido ese chico que aparece un día y desaparece sin previo aviso al siguiente, mi inestabilidad en los corazones ajenos es el mayor reflejo de la necesidad que cargo desde hace tantos años, pero soy el viento. Nadie quiere que el viento se estabilice... nadie, excepto yo. Si algún día encontrara a alguien que me pidiera estar a su lado... y si al menos ese alguien es quien yo deseara... quizás eso sería perfecto.

El otro lado del océano me espera.
Y yo me entrego a él, tiro mis cartas al viento y dejaré que las cosas sigan su camino.

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