domingo, 1 de enero de 2012

And please, leave me breathless.

Deja que me beba tus labios.

Deja que el olor a cerveza barata se mezcle con el de tu tabaco, solo esta noche, en este bar en medio de la nada. La espuma de mi vaso y el alcohol de mi cerebro me hacen verte con más belleza que la del arte y no sé si todo está más borroso o más claro, aunque ya me habían dicho que pasaba eso con la realidad oculta.

El humo, saliendo por tu boca, agrieta el color que quiero comerme esta noche como si fuera la última de mi vida... o quizás de la tuya. Tu cuerpo me está invitando a emborracharme con él, tú fúmate el olor a colonia de mi cuello. ¿Después nos daremos aunque sea el número de teléfono o con nuestros nombres, únicamente reales bajo la oscuridad de la noche, nos basta?

¿Sabes? Podría haberte besado, simplemente.
Pero, ¿sabes? No podía conformarme solo con el licor de tus piel.

Da igual, ahora vete, antes de que la luz del día revele tu cara y me de cuenta de que nunca podré conocerte ni reflejarme en tus pupilas, lárgate que estoy acostumbrado a lamentarme primero por los demás y después por mí. Porque no hay nada que puedas hacer para que el Sol no salga, nada para evitar la resaca a la que me has condenado.

Ahora, toma la cerveza y dame los cigarros.
Ahora, solo por un momento, bébeme que yo te fumaré.

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