sábado, 6 de julio de 2013

"Dreams are dreams."

Dormí y aparecí entre una multitud desconocida en medio de la nada.

Buscaba la salida a ese desierto abarrotado, nadie clavaba su mirada en mí, era distante a mi propio sueño, como si fuera uno más entre tantos. Mi única prenda, como la de todos ahí, era mi ropa interior, la arena quemaba bajo mis pies, cada vez ando con más ansias de escapar y más personas demasiado ocupadas con caminar sin sentido de un lado a otro me cortan el paso. Entonces, tropecé y caí sobre otro chico en el que clavé mi mirada. Él me la devolvió.

Nunca había visto unos ojos tan azules, esperaba oír como me increpaba por haberle molestado, pero prefirió sonreírme. Confuso, le devolví la sonrisa y él, sin dudarlo, me abrazó. No salió de sus labios una palabra, solo me puso contra su pecho y todos los desconocidos comenzaron a desaparecer, quedándonos él y yo solos en escena. Su mirada gentil y cálida me hacía sentir seguro y protegido, acarició mi cuerpo con una mano y mis ojos bajaron hasta su otro brazo. Un catéter enganchado a su brazo conducía la sangre de su interior a una bolsa, volví a mirarle a los ojos y lo comprendí, solo pude murmurar un "estás muriéndote, ¿verdad". Él volvió a sonreírme, puso la mano en mi rostro y al parpadear, el escenario había cambiado.

Estaba en mi instituto, rodeado de gente que no me miraba y totalmente vacío. Mi ropa era la normal, la cantidad de luz se había reducido en un porcentaje amplio y yo solo tenía ganas de echarme a llorar. En vez de eso, comencé a correr clase por clase buscándole, de algún modo tenía la seguridad de que estaría por ahí. Empujaba a los otros por el pasillo, que no me miraban ni aunque les pudiera tirar al suelo, simplemente seguían adelante, como yo. Entonces, tropecé de nuevo con las escaleras y abrí los ojos cuando estaba a punto de caer sobre el suelo.

Desperté del mismo modo que comenzó el sueño.
Rodeado de gente, en medio de la nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario