domingo, 12 de abril de 2015

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Andaba perdido en busca de la tormenta.

Exhalé plegarias y niebla por las cosas que no hice y que dije, una oportunidad de volver a tus brazos y llamarlo hogar. ¿Quién me escuchó? Déjame hundirme contigo en el mar de tu pecho, con tus susurros me enseñarás a respirar sin tener que volar, a cambio te mostraré cómo rasgar el cielo desde aquí. La luna debió fijarse en ti para poder parecerme bella, cada noche me rodea con tus brazos, al buscarlo encuentro tu esencia flotando a mi alrededor. ¿Le decimos al mundo que nos deje en paz hasta que sol y luna deban dejar de buscarse?

Y en tu abrazo la paradoja cae, la brisa me eleva.

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