jueves, 30 de mayo de 2013

Te quiero, enana.

El sonido de una guitarra acompaña a mi soledad.

Otra vez, a oscuras y en medio de papeles que no dicen nada, pero que releo sin parar, recuerdo tu sonrisa. Otra vez, recuerdo que tú tienes la mitad de mi corazón y mi ser, que yo tengo la tuya. Otra vez, recuerdo que lo que nos une es la distancia y que me gusta dejar soplos de brisa en diferentes partes del mundo para que, cuando muera, el viento juegue a juntarlos lejos de todo.

Supongo que no puedo olvidarte así como así, que a fin de cuentas aún te adoro.
Tú fuiste más que una amiga o que una pareja. Tú... simplemente, fuiste tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario