lunes, 19 de diciembre de 2011

Emociones, volumen 3.

La luz de sus ojos se apagó.

Nadie sabe muy bien por qué, ¿pero qué más da?. Lo importante muchas veces es el qué, no el por qué. Igualmente, todos se amontonaron a su alrededor. Preguntaban que le podía haber pasado a alguien tan digno... Todos, menos una persona que admiraba la lluvia. La persona que más le quería, la única persona que vio como sus párpados se cerraban y notó como su corazón dejaba de latir.

Las imagenes se fueron apagando poco a poco en su mente... Su espíritu, deseoso de ser libre, rompió las entrañas de su cuerpo y su corazón se enfriaba con el ritmo que marcaba el reloj de la pared. Salió de sus ojos la última lágrima, mientras intentaba decir el último te quiero. Una sensación se fue apropiando de todo su ser, haciéndole creer que iba a dormir y a soñar, sin darse cuenta de que su sueño estaba acabando en ese mismo segundo.

Tic, Tac, Tic, Tac...

Los segundos pasaban lentos, cerró los párpados y se dio cuenta de una cosa. Nunca antes había sentido tanto la vida. La última palabra salió de sus labios. "Siempre juntos". Su amor no pudo parar de llorar, sintiéndose sin nada por primera vez. Llegaron las personas y se apartó a la ventana, llovía y no pudo quitarse de la cabeza aquella frase que leyó: "La marquesa no va a tener buen tiempo para su viaje.".

Después de eso, como por arte de magia, salió el sol.
La luz de sus ojos se apagó.
Pero solo, para poder brillar desde el cielo.

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