Subo, me evaporo, sueño.
Despierto en un mar de arena, soy la estúpida paloma que se equivocaba. Pinté tu ventana con mi sangre, golpe a golpe, deseaba que la abrieras. Cierro los ojos y reposa el alma, te imagino y sé entonces que el problema es que ayer era mejor día para hacerlo y a cada segundo es menos adecuado.
Sueño... contigo, con nadie. Solo.
Me equivocaba.
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