Oh, el Infierno es Edén.
¿Cuánto tiempo estuvimos apagados, rubia? No me hagas renunciar a la apuesta, sé que no es favorable pero sabes que no perderemos todo. Mira como las monedas se amontonan en la mesa, recuerda a la espuma del champán que es nuestra sangre, bebamos hasta caer inconscientes, por ti y por mí, por los rubíes de nuestro pecho. La maquinaria vuelve a funcionar, el combustible es la ingenuidad, ¿qué necesitamos salvo permiso?
Oh, el Edén es Inferno, nosotros hemos aprendido a caminarlo.
Y la manzana es lo peor que podría pasarnos.
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