jueves, 19 de febrero de 2015

Pavlo sigue vivo.

Es un tornado sin escala de grises.

En el tablero todas las piezas viven sin árbitro, al orden le robó el sentido el caos con un guiño. Ahora mientras un rey degolla a sus propios peones, el otro se dispone a saltar desde la mesa. Las reinas se escaparon con los caballos y el cabello al viento, alguien las encontrará en una curva y con el corazón en el asfalto, será demasiado tarde para sonreír cuando el amor deje de brillar en sus rubíes. Una torre canta una canción realmente triste y se derrumba, el alfil solo observa e intenta no llorar. Yo lo acepto como la flor acepta su marchitar.

El huracán siempre vuelve, rubia.

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